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sábado, 12 de noviembre de 2016

DIAGNÓSTICO DEL CÁNCER DE RIÑÓN

Para el diagnóstcio del cáncer de riñón y la determinación de su grado de diseminación se pueden llevar a cabo distintas pruebas. En muchos cánceres la única concluyente es la biopsia pero existen muchas otras. Algunas de estas sirven también para determinar cual es el tratamiento mas adecuado. No todas las pruebas son igual de recomendables para todas las personas, sino que cada caso tendrá unas en concreto en función de factores como la edad, el tipo de cáncer del que se sospecha, los síntomas etc. Las más comunes son las siguientes:

  • Visita al médico: Siempre es la primera en llevarse a cabo. En ella el médico realizara una entrevista y una exploración física
  • Análisis de sangre y orina: Es recomendable para controlar el número de hematíes (glóbulos rojos) y determinar si hay alteraciones asociadas con la enfermedad como pueden ser la anemia o alteraciones renales. El análisis de orina es útil para identificar bacterias o células cancerosas presente en la sangre. En cualquier caso estas pruebas pueden aumentar la sospechas de cáncer pero no son concluyentes para llevar a cabo un diagnóstico definitivo.
  • Biopsia: Se trata de la extirpación de una porción de tejido del tumor para analizarla con el microscopio y ver si hay células cancerosas y por lo tanto presencia de cáncer o se trata de un tumor benigno. A partir de esta prueba se realiza un informe de patología y se establece un diagnóstico. El tipo de biopsia esta sujeto al tipo de cáncer. En algunos casos en los que se recomienda extirpar el tumor la biopsia puede realizarse a posteriori una vez extirpado.

  • Además se dispone de las llamadas pruebas por imágenes. Dentro de estas se encuentran:
    • Radiografía: Refleja las estructuras internas del cuerpo utilizando radiación. Dentro de esas encontramos las Pielografías venosas (PIV) en las que se utiliza un contraste urinario (inyectado en el torrente sanguinoeo previamente) para detectar posibles obstrucciones del sistema excretor causadas por un tumor. Muestra también cambios en los  órganos y ganglios linfaticos cercanos.

    • Ecografía: Muestra también la estructura del rió así como de las vías urinarias pero esta vez a través de ultrasonidos.


    • Gammagrafía ósea: Sirve para examinar el interior de los huesos mediante un trazador radiactivo que se inyecta por vía intravenosa. Las imágenes resultantes se observan con una cámara especial que distingue entre zonas grises, sanas, y áreas oscuras que reflejan las lesiones por cáncer o fracturas.





    • Tomografía axial computerizada (TAC): Son radiografías muy específicas del abdomen que crean una imagen 3D del interior del cuerpo. Sirve además para medir el tamaño del tumor.



    • Resonancia magnética (MRI): Producen imágenes del cuerpo mediante campos magnéticos. Con el fin de mejorar la calidad de imagen se inyecta en vena un tinte denominado gadolino. También sirve para medir el tamaño del tumor.


    • Cistoscopia/nefroureteroscopia: Se utilizan en ocasiones contadas para el cáncer de pelvis renal. Se basa en la inserción de un tubo por la uretra llegando a la vejiga y posteriormente al riñón. Es preciso que el paciente este sedado. Permite extraer muestras de las células e incluso tumores de pequeño tamaño.



Todas estas pruebas ayudan al médico no solo a diagnosticar el cáncer sino también a  determinar su estadio una vez comprobada su presencia.

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