Es muy recomendable que los hombres que han padecido
cáncer testicular acudan a su médico con regularidad y lo informen
inmediatamente de cualquier síntoma inusual, ya que como puede suceder con
todos los tipos de cáncer, existe la posibilidad de que recurra. Las secuelas
evidentemente dependerán del tratamiento llevado a cabo.
CIRUGÍA ONCOLÓGICA: La extirpación del testículo puede producir, aunque en un porcentaje mínimo, la disminución del volumen seminal, disfunción eréctil y descenso de la libido.
QUIMIOTERAPIA: Las células precursoras de espermatozoides en división son muy sensibles a la quimio, lo que provoca alteraciones en el semen. En cambio, los efectos sobre la fertilidad dependerán del tipo de fármaco, dosis, edad del paciente, duración del tratamiento, etc. Como solución a posibles casos de infertilidad, asegurando una descendencia futura, se suele congelar una muestra de semen del paciente antes del tratamiento.
RADIOTERAPIA: Sus efectos sobre la fertilidad suponen un quebradero de cabeza, por lo que se establecen estrategias similares a las de la quimioterapia.
Seguramente, leyendo los siguientes puntos resolváis
algunas de vuestras dudas:
- Los pacientes que ya han sufrido este cáncer tienen una probabilidad menor del 3% de volver a desarrollarlo en el testículo que les queda.
- La quimioterapia incrementa el riesgo de padecer ciertos tipos de leucemia, así como otro cáncer diferente.
- Un hombre con un sólo testículo puede llevar una vida completamente normal, ya que el testículo que le queda suple todas las necesidades. La fertilidad será adecuada, sin embargo es necesario realizar un estudio de la producción hormonal por si resulta preciso suplementar la testosterona.
- Obviamente, cuando un hombre pierde ambos testículos queda infértil, además de necesitar un tratamiento hormonal, en particular testosterona.
- Tras la extirpación del testículo existe la posibilidad de insertar una prótesis con el fin de mantener la estética.
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