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lunes, 14 de noviembre de 2016

DIAGNÓSTICO DEL CÁNCER DE PULMÓN

El primer paso fundamental para llevar a cabo un diagnóstico de cáncer de pulmón es valorar los factores de riesgo a los que está sometido el paciente, como el historial familiar y los antecedentes personales, así como sus hábitos (si es fumador, que trabajo desempeña..). Es decir elaborar una historia clínica.

Posteriormente el médico llevara a cabo una exploración física para evaluar los signos y síntomas que presenta. Tras la exploración se pueden realizar distintos tipos de pruebas para establecer un digamostico. Las más importantes o comunes son las siguientes:

  • Análisis de sangre y orina: Sirven para conocer el estado del paciente en función de las células y sustancias que se encuentren en el torrente sanguíneo y en la orina, así como si tiene alteraciones renales o hepáticas. Es por este motivo que son las primeras en hacerse.
  • Radiografía de tórax: Refleja los nódulos, manchas en los pulmones, liquido acumulado en la pleura (derrame) y cambios en el mediastino, principales indicadores del cáncer.


  • Citología de esputo: Análisis microscópico de las células del esputo recogido a primera hora de la mañana. Cuanto mas próximo este el tumor a los bronquios mas eficaces serán las pruebas puesto que habrá más células tumorales en el esputo.

                          
  • Broncoscopia o fibrobroncoscopia: Examen de los bronquios y la tráquea desde el interior de estos a través de un tubo flexible que es introducido por las vías respiratorias llamado broncoscopio. Este tubo esta formado por obra óptica. Además ofrece la posibilidad de capturar muestras. Informa sobre el lugar del tumor así como si hay metástasis.


  • Punción con aguja fina: Mediante una punción torácica con una aguja fina se obtienen células de la lesión. Solo se utiliza cuando el tumor es periférico y es complicado utilizar el broncoscopio en esas zonas debido al riesgo de neumotórax (paso de aire al espacio pleural).


Una vez llevado a cabo el diagnóstico se realizan más pruebas para concretar su localización y diseminación. Estas son entre otras el TC (Tomografía Computarizada) mediante rayos X. Este escáner puede realizarse en el tórax, abdomen y craneo. La Gammagrafía ósea para valorar la existencia de metástasis ósea mediante la inyección intravenosa de una sustancia radiactiva que provoca contraste. La Tomografía por emisión de positrones (PET), ténica novedosa que detecta lesiones que otros medios no pueden localizar. Y por último la Espirometría que valora la capacidad pulmonar haciendo que el paciente sople. Permite establecer parámetros para valorar si es recomendable o no la cirugía.



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